Qué nos convenció?
Todo! jajaja. Es que nos hizo mucho sentido! Todo esto de poder explorar y jugar con la comida, tocarla, olerla, y probarla usando sus propias manos, a su ritmo, sonaba muy interesante. Además, el hecho de poder probar la comida sin que esté triturada y ver cómo realmente es les ayuda a los niños a reconocer lo que comen desde temprana edad. Generalmente cuando comen molido se demoran varios meses o hasta años en conocer un alimento en su formato “original” y eso los puede llevar a rechazarlo cuando son más grandes, por el simple hecho de que es algo desconocido.
Por otro lado estaba la posibilidad de entregar comidas más ricas en nutrientes al no tener que hervirlas para tener que hacer una papilla.
Otro punto importante, y el más llamativo a mi parecer, fue la facilidad del método: Requiere de poco tiempo invertido, comen lo mismo que el resto de la familia pero sin sal, los alimentos se entregan crudos (blandos o rallados) o cocidos con técnicas simples como al vapor o al horno, y como los niños comen con sus propias manos no es necesario que te sientes a esperar que quiera abrir la boca. Si tienes más de un hijo, esta forma de alimentarlos es lo máximo! Imagínate tener que usar tus dos manos (o hacer malabares si tienes más de dos hijos) y además intentar comer tú. De locos!
Además, aprenden la dinámica familiar de usar cubiertos, platos y vasos, y su destreza motora se ve altamente beneficiada.
Desde el punto de vista sensorial es altamente recomendado, ya que experimentan con diferentes temperaturas, olores, colores, texturas, consistencias… todo lo que el cerebro necesita para “prender” distintas áreas y comenzar conexiones neuronales.
Por otro lado, es la forma preferida por los niños! El juego como herramienta de aprendizaje es todo lo que conocen, y cuando los dejamos explorar por ellos mismos se sienten incentivados a probar luego de haber podido utilizar sus manos como primer acercamiento a esta nueva experiencia que les estamos presentando: la alimentación complementaria.
Puntos en contra?
Puede provocar temor en los padres y cuidadores ya que la tendencia es a creer que se pueden asfixiar más fácilmente que ofreciendo papillas, y realmente no es así. La evidencia dice que no hay mayor (ni tampoco menor) riesgo de asfixia cuando comparamos el método BLW vs papillas. Lo que si es MUY importante es la educación sobre los alimentos altamente peligrosos a ofrecer a los niños hasta los 5 años de edad. Si no sabes de lo que estoy hablando, ingresa acá y agenda una asesoría hoy mismo! Tendemos a creer que la alimentación no requiere conocimiento previo porque es algo muy natural del ser humano, y de todo ser vivo, pero la verdad es que es muy necesario que sepamos la forma segura de ofrecer alimentos para evitar accidentes que podrían terminar en una tragedia mayor, y además para fomentar en nuestros niños una relación sana con la comida desde chiquititos.
Te gustaría un post explicando más acerca del riesgo de asfixia en BLW?
Tienes alguna sugerencia de tema a tratar para un próximo post? Escríbeme acá para que me cuentes!
Fuente: www.nutreduca.com