Jarabes para el apetito: Los recomendamos?

 

Cuando trabajamos con niños una duda muy frecuente es si dar o no un jarabe para el apetito. Ya sea porque tu hij@ come menos de lo que tú esperabas, o menos que otros niños, o porque sube de peso muy lentamente, o derechamente rechaza algunas comidas (o la mayoría).

En este artículo vas a encontrar la respuesta a muchas de las preguntas que puedas tener frente a este tema. 

 

 

Cuando trabajamos con niños una duda muy frecuente es si dar o no un jarabe para el apetito. Ya sea porque tu hij@ come menos de lo que tú esperabas, o menos que otros niños, o porque sube de peso muy lentamente, o derechamente rechaza algunas comidas (o la mayoría).

En este artículo vas a encontrar la respuesta a muchas de las preguntas que puedas tener frente a este tema. 

 

Ciproheptadina: El jarabe ilegal?

La ciproheptadina es un antihistamínico, principalmente para tratar la rinitis alérgica y urticaria, que ha dejado de recomendarse a medida que han nacido nuevos antihistamínicos con menos efectos secundarios.

Dentro de estos efectos se ha visto que provoca aumento en el apetito. Sin embargo, en EEUU al igual que en muchos otros países, no está autorizado el uso de los jarabes que contienen ciproheptadina como tratamiento para aumentar el apetito. En Chile el caso es distinto y si se encuentra disponible en farmacias bajo receta médica. 

Qué otros efectos se le atribuyen? Mareos, confusión, hipotensión, sequedad de nariz y garganta, dolores de cabeza, entre otros. La buena noticia es que ceden rápidamente al descontinuar el tratamiento.

Por otro lado, algunos estudios indican que el uso de ciproheptadina es seguro y en escasamente se observan efectos adversos significativos como daño neurológico y/o hepático. Lo que sí es muy claro es que debemos tener cuidado con la dosis terapéutica y estar alertas a los efectos secundarios. 

Vitaminas y minerales que suprimen o aumentan el apetito?

Seguro has escuchado que ‘le da más hambre desde que se toma el multivitamínico’ pero, qué hay de cierto en esto? 

La ciencia nos dice que efectivamente algunos micronutrientes están relacionados con el aumento del apetito (o la supresión cuando estan en déficit). Cuáles son esos? Hierro, zinc, vitamina B1 (tiamina) y Omega 3. Por ende, cuando estamos frente a casos de anemia por déficit de hierro, es esperable que el apetito disminuya, y luego del tratamiento con suplementación de hierro en la dosis adecuada podríamos esperar que ese niñ@ o adulto recupere las ganas de comer. 

Lo mismo ocurre con los demás micronutrientes mencionados, y no es casualidad que muchos de ellos estén contenidos en los ‘jarabes para el apetito’.

En el caso del zinc, no se ha visto que influya significativamente en el apetito pero sí se ha podido relacionar con el incremento de talla (altura). 

Esto significa que te recomiendo suplementar a tu hij@ sin recomendación profesional? 

Por supuesto que no! Siempre debemos recurrir al pediatra, nutricionista y/o nutriólogo que vea tu caso para poder obtener una recomendación profesional. 

Otro punto importante…

Siempre recuerda mantener los medicamentos fuera del alcance de los niños! La intoxicación por ciproheptadina puede llevarte a la urgencia y hacer pasar un muy mal rato.

En el 2017, en EEUU, se reportó un caso de intoxicación en una menor de 5 años que presentaba síntomas aún cuando el nivel en sangre estaba dentro de los niveles terapéuticos. La encontraron desorientada, con alucinaciones, y con la boca muy seca. 

Los jarabes para el apetito, solucionan el problema?

No realmente. Son un parche a un problema mucho mayor. Podrían servir para apoyar el proceso de incluir alimentos nuevos, o de incorporar más horas de comida en un día, pero la realidad es que las causas de por qué tu hij@ come menos son tan variables que no nos podemos confiar simplemente de un remedio que le ayude a aumentar el apetito. 

  • Podría estar resfriad@, por lo que es muy importante que siempre recurras a tu pediatra. Si es un resfrío pasajero el apetito volverá a medida que evolucionen los síntomas. 
  • Podría estar tomando mucha leche y no tener espacio en su estómago para la comida sólida. 
  • Podría haber tenido un evento traumático (asfixia o forcejeo a la hora de comer) y no come para evitar repetirlo.
  • Podría estar atravesando la ‘anorexia del año’ o la selectividad propia del desarrollo. 
  • Podría ser consecuencia de un gran cambio en su vida (entrada al jardín, llegada de un hermanit@, fallecimiento de un familiar o mascota, etc).
  • Podríamos estar frente a un Trastorno de la Conducta Alimentaria llamado ARFID (Avoidant Restrictive Food Intake Disorder), y para descartarlo deberás recurrir a un profesional de la salud que se dedique a este tema (psiquiátra, psicólogo, nutricionista y/o pediatra).

En casos de inapetencia extrema podría ser un buen aliado siempre que se use en la dosis adecuada bajo supervisión médica. Los mejores resultados se han visto cuando la intervención dura entre 14-30 días, y se mantienen aún cuando se descontinúa el tratamiento (posiblemente porque se alcanzan a establecer nuevas rutinas y horarios de comida).

Otra pregunta importante para hacer acá es: Tu hij@ no come, o no come como a ti te gustaría? 

Ajá! Gran diferencia, no? 

Los niños y niñas no requieren grandes cantidades de comida, ni de proteína, como usualmente se cree. Hay personas adultas que ‘no se llenan con nada’ y otras que comen muy poco y quedan bien. Esto también ocurre con nuestros niñ@s! 

No porque tu hijo sea niño comerá más que una niña, ni tampoco porque tenga la misma edad que otro niñ@ deberán comer lo mismo. Cada ser humano es un mundo, no te compares con otros ni compares a tu/s hij@/s! 

Y entonces, qué hago si mi hij@ no quiere comer? 

  • Regla de oro: Ofrecer sin presionar. 
  • Exponer a alimentos en diferentes contextos, no sólo a la hora de comer. 
  • Compartan la hora de comer! Se el ejemplo a seguir para que quiera imitarte. 
  • Progresa la consistencia de la papilla, en caso de que ese sea tu método elegido de AC.
  • Varía los formatos de presentación de los alimentos. 
  • Evaluar su dieta para saber si es necesario suplementar.
  • Infórmate sobre alimentación respetuosa tomando alguna de mis asesorías o talleres.
  • Coméntalo con tu pediatra y pide ayuda profesional. Todo el contexto familiar debe ser considerado.

Signos de alerta para consultar con tu pediatra:

  • Pérdida repentina de peso o mal incremento de peso.
  • Estancamiento en el crecimiento.
  • Pica (cuando comen tierra, pasta de dientes, papel, arena, entre otros).
  • Rechazo de agua, comida y leche simultáneamente.
  • No moja el pañal como de manera habitual.

Le pregunté a la Dra. Mariana Elberg, Pediatra, cuál es su opinión respeto a este tema, y me comentó que en su consulta los jarabes para el apetito nunca son la primera opción de tratamiento en casos de inapetencia o bajo peso. Primero siempre debemos descartar otras medidas y evaluar su progresión.

Espero que este artículo te haya ayudado a aclarar tus dudas con respecto a los jarabes para el apetito. 

Recuerda que en cualquier caso no debes auto-medicar a tu hij@, y es importante que antes de recurrir a estos jarabes puedas descartar otras opciones de tratamiento como suplementación, cambios de horario, modificación de los alimentos ofrecidos, etc. 

Si vives en Santiago de Chile, la Dra. Elberg atiende en el Centro Médico Medicop y puedes agendar una hora con ella usando el link que está en su perfil de Instagram

Y recuerda que en Nutreduca encuentras asesorías y talleres de alimentación complementaria, nutrición infantil y selectividad alimentaria! Detalle importante: Son todas online, por lo que puedes participar desde cualquier parte del mundo y pagar con tu moneda local. 

Photo by Towfiqu barbhuiya on Unsplash

Fuentes:

  •  Clin Pract Cases Emerg Med. 2017;1(3):205–207. 
  • Bertrand V et al. Front. Pediatr 2021 9:712413. 
  • Harrison et al. Appetite 137 (2019) 62-72
  • Najib Kh, et al. Iran J Pediatr. 2014; 24(6): 753-758.
  • Merhar et al. (2016) A retrospective review of cyproheptadine for feeding intolerance in children less than three years of age: effects and side effects. Acta Pediatrica. 
  • Liu et al. Neuroscience. 2014; 267: 102-113.
  • Hawes et al. Nutr. Clin. Pract. 2022; 1-14.
  • Abu Zahid et al. Asia Pac J Clin Nutr 2012; 21 (4): 502-510.
  • Ghrayeb et al. PLoS ONE 2020; 15 (6).
  • Lin et al. PLoS ONE 2021; 16 (10).

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